26/12/2003

Desarrollo devuelve el favor al mar y al desierto


Chañaral siempre fue conocida como una playa hermosa pero inútil ya que recibía gran cantidad de desechos de la minería. También es sabido que los terrenos cercanos a la explotación del cobre son infértiles debido a la alta concentración de contaminantes.La refinación del cobre consume grandes cantidades de agua que son un bien escaso en el desierto.

Mediante diferentes iniciativas los daños al mediambiente mencionados anteriormente han sido mitigados.

La Nación: La resurrección de Chañaral

"La costa de Chañaral lleva 50 años esperando este momento. Este balneario permaneció cerrado al público por más de cinco décadas por presentar altas concentraciones de sedimentos de relaves mineros.

Tras una serie de estudios y mediciones de rigor certificadas por el Servicio Nacional de Salud y la Capitanía de Puerto de Chañaral, se concluyó que la contaminación ya no reviste un riesgo para la salud humana, lo que permitió programar la tan esperada reapertura del balneario para el próximo 20 de diciembre."

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"en 1990 la División El Salvador comenzó a utilizar el sistema de depositación de relaves para ir conformando un pequeño tranque, el cual fue acopiando las arenas con metales pesados para dar paso, con el correr de los años, a un gran espejo de agua que se fue transformando en un potente foco de sustentabilidad para la zona, logrando impactar positivamente a la comunidad local, pues ha logrado generar nuevos empleos en torno a experiencias de cultivo.

Las aguas del relave que decantan en el tranque son impulsadas mediante un sistema de bombeo, recibiendo un flujo constante de 750 mil litros por segundo. Un porcentaje de esta aguas son conducidas por un canal artificial, abasteciendo diversos cultivos experimentales de árboles, al punto de convertir la orilla del tranque en un verdadero bosque.

Pero la intención de Soto era transformar este lago de desechos industriales en algo de utilidad para la comunidad local. ¿Cómo?

La respuesta la encontró en la idea de levantar viveros para el cultivo de claveles, utilizando para ello las aguas industriales depositadas en el tranque para alimentar un grupo de parcelas de cultivo experimental.

El proyecto de la floricultura partió en un terreno de 4x 4 metros y dos años después de su puesta en marcha ya cuenta con dos viveros de una hectárea cada uno, además de un sistema de cultivo de semillas con riego en dispersión y frigoríficos para conservar las flores después de cortadas. Con toda esta infraestructura, se producen mensualmente 100 mil claveles, los cuales cubren la demanda de Antofagasta, Iquique, Copiapó y La Serena.

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